Mientras crecía escuché muchas veces la frase "la suerta de la fea, la linda la desea", obviamente engendrada por alguien que se enteró que una chica muy fea se había ganado el quini o algo así.

Aunque no creo que ninguna linda estuviera dispuesta a renunciar a su belleza por un poco de la potencial suerte de la fea. Tampoco creo que ser fea genere algo así como justicia universal y seas muy afortunada. Así que, no nos mientan más!

El fin de semana me junté con un grupo de amigas a cenar, y como siempre que nos reunimos, nos excedemos en todos los aspectos posibles, y solemos terminar hablando de sexo. Este sábado no fue la excepción. Cada una empezó a comentar su número. Con cuantos chicos había estado. Cuando llegó mi turno, tuve que reconocer que no lo sabía, que no llevaba la cuenta. Me pidieron un número aproximado y se los dí. Y me miraron como si fuera Samantha Jones.





Y eso que no les dije que si hubiese dependido exclusivamente de mí, ese número sería cuatro, cinco y hasta quizás seis veces mayor.

Me enferma que todo gire alrededor de la belleza física. Give us - the ugly ones - a frickin' chance!

No, no me dan ganas de bajar los requisitos y empezar a cogerme a cualquiera, sólo para combatir el celibato.

Y no, no es un problema de autoestima o de inseguridad. Es un tema de realismo.

Cuando una mujer pasa los tres meses de celibato involuntario, se puede decir que estamos en condiciones de decir que es mentira eso de que las mujeres "cogen cuando quieren".

Existe algo peor que no ser linda/o: ser insulsa/o.